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Alimentos para mejorar la memoria de los mayores

Alimentos y memoria, en personas mayores, tema de importancia.
Al plantear la alimentación en y para la vejez debemos tener en cuenta una serie de aspectos de elevada relevancia.
La vejez no deja de ser la última etapa de la vida, una especie de resumen vital, y aunque se nos pase por alto, y bajando a nuestro tema principal, los hábitos alimenticios de la persona ya se han consolidado. Independientemente que sean buenos o menos buenos.

Es probable que una persona que acabe hurgando en los contenedores y una persona que con frecuencia asiste al teatro no tengan los mismos criterios en cuanto a la alimentación.

En muchas ocasiones hemos visto lo difícil que puede resultar que una persona, por ejemplo, de ochenta y seis años, que a esa edad, tome por primera vez un yogurt, y si ese lácteo es natural puede complicar bastante su ingesta. O cómo lograr que una persona mayor que durante toda su vida a tomado un poco de vino durante el comer haya de dejarlo por prescripción médica: la mentalidad de esa persona ayudará o no a conseguir tal abstinencia.

Las personas mayores que llegan más cansadas a la vejez, con sensación de aburrimiento existencial, que se encuentran frustradas, sienten amargura, están resentidas más el cansancio de disimularlo; salvo en casos concretos y específicos, deberán llevar una alimentación no sólo acorde a sus circunstancias personales sino también a las circunstancias propias de la edad.

Sin embargo las personas más activas, desenfadadas, agradecidas, abiertas a aprender cosas novedosas requerirán una alimentación, también acorde a sus circunstancias; esto se debe a que los estados de ánimo influyen en el hábito alimenticio.

No se nos pase por alto que una mala alimentación puede generar problemas de salud y éstos a su vez pueden llevar a estados depresivos o estados de desánimo generalizado.

Con lo cual, una alimentación correcta, sana, apropiada a cada persona y sus circunstancias, es muy importante y necesaria. A esto mencionado hay que tener en cuenta si la persona tiene cuadro médico, si tiene una prognosis buena o mala, si está medicándose, y qué tipo de medicación.

Las personas mayores sin cuadro médico ni tratamiento, tienen en su alimentación más posibilidades, pueden comer más variado, esto es, que no tienen restricciones concretas ni específicas en el comer, pudiendo así percibir la comida con más gratificación y complacencia.

También le aportarán de manera más variada y diversa al organismo una seria de nutrientes imprescindibles para mantener en buen estado las capacidades cognitivas. No sucede lo mismo en el sentido de diversidad alimentaría, a quien se le han prescrito restricciones en ese aspecto, restricciones concretas según cada persona.

Hay que tener presente el concepto de la prevención. Ello atiende al hecho de que la vejez conlleva una serie de desgastes en el organismo.

Con una alimentación adecuada podemos anticipar y retrasar en la medida de lo posible, problemas como los derivados por la falta de calcio, deficiencias en vitamina D; teniendo en cuenta que una serie de alimentos ricos en calcio que no deben faltar, importante, puesto que la salud del tejido óseo debe mantenerse en buenas condiciones, para así tratar de evitar en la medida de lo posible el problema de la osteoporosis, sean las caídas por falta de debilidad ósea.

En ocasiones, la falta de actividad física, el sedentarismo, no ayuda a mantener unas condiciones óseas favorables y saludables. Y a su vez podría suceder que una persona con problemas óseos tenga tendencia a quedarse en su domicilio sin contactar con otras personas, sucumbiendo en estados de sedentarismo o sedentes.

Sabemos que salir a caminar ayuda, entre otras cosas favorece el hecho de ir memorizando el trayecto que se va haciendo, se activa la respiración, la circulación de la sangre se moviliza de manera diferente en cuanto a quedarse una persona sentada en el sofá.

Las capacidades cognitivas las vamos manteniendo en activo, no nos damos cuenta de ello, no le damos importancia, lo hacemos a diario sin saberlo.

Las personas mayores que acuden con frecuencia al centro comercial a hacer la compra, están activando sus capacidades cognitivas; y ello aumenta si se hace de memoria, comprar sin anotaciones, también intentando retener en la mente el lugar, la estantería, en la que están los productos además de memorizar lo que se necesite adquirir.

La vida sedentaria puede acrecentar el desánimo, la dejadez, cierto abandono; en otro orden de cosas, puede llevar a que las grasas vayan acumulándose en el organismo.
La falta de actividad puede conllevar que comamos más de lo que sería saludable, ello puede provocar una alimentación desequilibrada.

Hay etapas de la vida y en especial en la vejez que pueden aparecer entre otras patologías a nivel neurológico: el Alzheimer, Parkinson, Enfermedades o accidentes cerebro vasculares…

Una alimentación acorde a la prevención, es de vital importancia.
En cuanto a la memoria, existen dos aspectos, uno es potenciarla, mejorarla, y el otro aspecto es mantenerla en buenas condiciones o evitar que se estanque o que vaya disminuyendo. Estos dos aspectos son relevantes e importantes.

Van resultar imprescindibles los ácidos grasos o también Omega 3, muy importante para potenciar la memoria; además de los ácidos grasos Omega 6 que en cantidades adecuadas ( y sin excesos) ayudan a las funciones celulares del cuerpo, y son muy interesantes para reducir los riesgos a sufrir un accidente cerebro vascular.

La glucosa, se encuentra en los hidratos de carbono de nuestra alimentación. El organismo extrae de la glucosa que ingerimos la energía imprescindible para el buen funcionamiento del cuerpo, de sus funciones vitales tanto a nivel respiratorio como cardiaco, a nivel reparador de las células, a nivel de los tejidos, e interviene o participa en los movimientos del músculo.


El cuerpo humano tiene, en mayor o menor medida, la capacidad de curarse, de empezar a sanarse, y a ello contribuye la glucosa, como fuente de energía que es.


La glucosa nos permite practicar ejercicio, actividad física, dormir, descansar, pensar. La glucosa nos llega a través del alimento, y el torrente sanguíneo se encarga de realizar la distribución por todo el organismo, llega a cada célula; la glucosa actúa como una combustible.


Este combustible que es la glucosa y que no ha sigo repartido, es decir, sobrante, no se pierde; el organismo se lo queda, almacenado en el hígado, allí guardado, también queda almacenado en el músculo, en el entramado muscular.

Si la ingesta de azúcares desapareciese, o por cualquier causa el organismo no pudiese utilizarla para combustible, el cuerpo extrae energía de la grasa acumulada, y si esto sucediese, se liberarían cetonas en la sangre,.

Las proteínas, una de sus funciones es la movilidad del cuerpo; las proteínas realizan funciones como las de mensajeras de señales entre células, tejidos y órganos; también realizan funciones de regulación, funciones de defensa, con anticuerpos; ayudan a formar coágulos; también transportan oxígeno hasta los músculos; llevan lípidos a la sangre.
Las proteínas son fundamentales para llevar aminoácidos esenciales, son necesarias para que el cerebro funcione correctamente.

Las grasas saludables, son aquellas que se encontrarían de una manera natural en semillas, frutos secos, verduras, y pescado.

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Las Vitaminas y los minerales, resguardan al sistema inmunológico.
Tienen la función de proteger al organismo de enfermedades cardiovasculares, de cáncer, de patologías del aparato respiratorio. No olvidar que la piel es un órgano muy importante en la respiración; y que las vitaminas y los

minerales, aunque no seamos conscientes de ello, cuidan de la piel, ayudando a su protección; generalmente no se le da importancia a todas estas funciones; la piel, no sólo se cuida desde afuera a través de la higiene e hidratación, sino también desde dentro, por medio de la alimentación, claro está que ha de ser adecuada, y en el sentido de una dieta equilibrada, sin carencias ni excesos; aunque de vez en cuando, sea difícil mantener ese equilibrio.

Es sabido que en la vejez puede darse el hecho de una disminución de minerales, una reducción de vitaminas, de una dificultad para absorber determinadas sustancias imprescindibles, estas reducciones e incluso pérdidas van creando efectos tal vez patologías, tal vez no sean visibles en el corto plazo; quizás las personas con esta problemática tengan dificultad para percibir que hay algún déficit; hay muchas personas mayores reacias a acudir al centro sanitario, creyendo que aquello que notan o sienten es pasajero, síntomas sin importancia, o que son cosas de la edad.

Es frecuente que la insuficiencia de una vitamina tenga por efecto asociado la carencia o exceso de otra.
Es importante tener presentes los niveles de calcio y fósforo. Para ello es conveniente vigilar nuestros niveles y aportes de vitamina D, conectada a la función ósea, al tejido óseo, la vitamina D, reguladora de los niveles de calcio y fósforo.
Una adecuada presencia de vitamina D ayuda a disminuir riesgos de fracturas óseas, ayudando a mantener una buena condición muscular, reducir enfermedades de los huesos, como la artritis reumatoide, como la debilitante osteoporosis que inclusive puede generar temor en la persona a salir a caminar dentro del domicilio por miedo a que las extremidades inferiores no respondan, o haya caída.

Las exposiciones a la luz solar aportan vitamina D; y la pérdida o desinterés por salir a diario a caminar es un problema importante a tener en cuenta, añadiéndose la apatía, el desánimo.

El deterioro cognitivo, que con frecuencia suele aparecer en la vejez, tiene relación con la vitamina B12, por insuficiencia de ésta.
También el ácido fólico (Vitamina B9). Una y otra sustancias son importantes para el buen funcionamiento de la actividad mental, concretamente de lo vinculado a la cognición, que no puede dejar de funcionar adecuadamente; y con frecuencia, también los síntomas de cansancio pueden venir de la falta de ésta vitamina.

La vitamina B12, también es importante a nivel neurológico, actuando sobre el sistema nervioso.
El inconveniente de la vitamina B12 es que debemos aportarla desde afuera debido a que el organismo no puede producirla; y además, la gran mayoría de verduras y hortalizas (salvo en cantidades nimias) carecen de esta sustancia.

Otras vitaminas imprescindibles: la Vitamina C, posee funciones antioxidantes, también se encarga de formar vasos sanguíneos, colágeno, los cartílagos, tan importantes para el evitar el desgaste óseo.
La vitamina C contribuye a la prevención de casos de anemia, de sangrados al cepillarnos los dientes, de hematomas por golpes con las puertas o con algún mueble en el día a día, a la prevenir esas largas y lentas cicatrizaciones que parece que no acaban de curar.

La vitamina B6 contribuye a la creación de glóbulos rojos, participa en el buen funcionamiento del sistema nervioso, del metabolismo, de un óptimo estado de ánimos.

¿Qué ocurre si hay insuficiencia de Vitamina B6? Podemos ver como la piel va sufriendo un cambio de estado, es decir se inflama. Podemos notar en las extremidades un hormigueo. Rojez en la lengua, las comisuras de la boca se irán agrietando. Nos sentiremos exasperados, estaremos algo confusos. Presentaremos señales o signos de anemia.

La vitamina B9, o también como hemos referido, el ácido fólico, vemos que sin esta sustancia no sería posible realizar la síntesis del ADN, tampoco podría el organismo producir glóbulos rojos.
En cuanto su déficit, nos sentiríamos mareados, respiraríamos con dificultad, estaríamos muy susceptibles e intolerantes pues estaríamos irritados, agotados.


Ya en una falta excesiva, pasaríamos a problemas de úlceras linguales, estados diarreicos, dificultad para sentir los sabores en la ingesta de alimentos, estados de ánimos caídos por depresión.
Si no aportamos ácido fólico es muy fácil sufrir los efectos de bajos niveles debido a que nuestro organismo no produce en cantidades suficientes para un buen funcionamiento del cuerpo.

Los alimentos necesarios a tener presentes para cuidar la memoria

Alimentos ricos en Calcifediol (Vitamina D)

En nuestra dieta deberán estar presentes los huevos, leche y mantequilla, los aceites del pescado, y también el sol, la luz del sol.
Las anguilas y la angula contienen mayor porcentaje de calcifediol.
El atún, la caballa, y otros pescados en conserva con aceite.
El arenque y el congrio tendrían similar porcentaje de vitamina D.
En conservas en escabeche como atún, caballa, bonito.

Después tendríamos las conservas saladas y ahumadas; pescados ricos en grasa como los arenques, las sardinas, (éstas, con alto contenido en omega 3).

En menor grado de porcentaje de calcifediol tenemos el jurel, la palometa.

Las huevas frescas. Los huevos de gallina, la mayonesa, la mantequilla, quesos desde el que se presenta en porciones hasta el queso curado y el queso Roquefort pasando por los quesos de Cabrales, y el queso manchego curado, y los quesos de bola.

A nivel cárnico tendríamos las croquetas y albóndigas, las empanadas y pasteles de carne.

Las cuajadas y los quesos de Burgos son los que tienen menor porcentaje de vitamina D.

Recordar que el Calcifediol es necesario para absorber calcio y fósforo; y para mantener buenos niveles de coagulación pues ayudan mantener el calcio en sangre; y por ello inclusive participan en la formación de dientes y mantienen los huesos en buenas condiciones.

La vitamina B12 se encuentra en muchos productos lácteos y principalmente en la leche, en el pescado azul, productos cárnicos. Hay cereales que contienen esta vitamina.
Dentro de las frutas tenemos las naranjas, el aguacate, la ciruela.
En cuanto a verduras y hortalizas: el tomate, la lechuga, el pepino.

Las bebidas enriquecidas con vitamina B12, como la leche de avena, la leche de soja, la leche de almendras.
La vitamina B6 la encontraremos en el Atún y el salmón, la carne de pollo, de pavo, de gallina.
En las carnes de cerdo, de ternera, en las carnes de res.

También en las nueces, en los granos, y en los cereales que muchas veces se han enriquecido con esta vitamina.

Y en los garbanzos.

Hay que tener en cuenta que la vitamina B6 se disuelve en agua, esto es que las que no son absorbidas por el organismo se eliminan por vía urinaria; esto significa que hay que tomarla regularmente.

La vitamina B9 o ácido fólico, ¿qué alimentos lo contienen?

En aquellas hortalizas de hoja verde: acelgas, lechuga, endivia, escarola, espinacas, col, col repollo, coliflor, judías verdes.
En los puerros, la remolacha.
Lo encontraremos en las naranjas, en las frambuesas, en los limones, en la lima limón, es decir en los cítricos.
En el melón. En los kiwis.
En la gran variedad de tomates… En raíces como en rábano y el nabo.
En las setas, y en los champiñones.
En los plátanos, en el dátil.
En las cebollas y las cebolletas. En hortalizas como el pepino. En las calabazas, en el calabacín. En las alcachofas. Y en los fríjoles, en la soja, en variedad de judías y cacahuetes (también son de la familia las legumbres), los guisantes y las habas, las lentejas. En los grelos y nabizas (hojas del nabo).

En las ostras. En los mejillones En las rodajas de merluza. En el pez espada. En la pescadilla, las langostas y en el bogavante, en el centollo, en las nécoras. En la anguila.
En el hígado.

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El ácido fólico podemos encontrarlo en otros alimentos, pero porque ha sido añadido.

Es propio de muchas personas mayores el encontrarse bajo tratamiento médico, que estén bajo medicación pautada, a largo o corto plazo.
Que por causas médicas estén condicionados a una dieta; estas dietas están diseñadas por profesionales para que no tengan carencias.

También hay que tener presente que muchas persona mayores han sido intervenidas quirúrgicamente. Las convalecencias y determinados estados de salud pueden conllevar estados depresivos o de tristeza de menor o mayor grado; debemos considerar, que hay personas que por problemas estomacales o intestinales pueden ingerir alimentos ricos en nutrientes necesarios para mantenerse sanos, pero el problemas puede radicar en la absorción (una vez ingeridos), que pueda hacer el organismo, en cuanto a vitaminas y minerales. Hay personas mayores que tienen problemas para la masticación y o para deglutir, con las repercusiones que esto conlleva, condicionando así la parte nutricional y alimentaría.

Hay que tener muy presente que muchas veces podemos creer que nos alimentamos con una dieta rica y variada, pero desequilibrada.

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