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Andador para adultos

En Internet, a esta herramienta, también se la busca como “tacata adulto” o “taca taca abuelos” y, aunque no es exactamente la misma ayuda técnica que utilizan los bebés y niños pequeños, tiene sus similitudes como veremos.

Hablamos a continuación de las características de la andadera para adultos mayores, cómo elegir el correcto, su mantenimiento y su importancia para el cuidado y mejora del día a día de las personas mayores o problemas con lesiones físicas.

Usos y qué son los andadores de ancianos o adultos

Como mencionábamos antes, las andaderas para adultos son un tipo de ayuda técnica a camino entre las muletas y la silla de ruedas, y que tienen como misión ayudar a caminar a personas mayores, con movilidad reducida o que han sufrido algún tipo de operación o lesión en las piernas. En este último caso, el taca taca adultos se convierte en una herramienta indispensable para la recuperación.

En el caso de los andadores para personas con movilidad reducida,
estos previenen por un lado caídas y por otro ayudan a las personas a ejercitarse para no perder capacidad muscular en los miembros inferiores.

Tipos de andadores para adultos

Al existir distintas necesidades, pacientes y grados de dependencia en las personas, nos encontramos también con toda una industria dentro del sector de los taka taka viejos. Así, al día de hoy, si estás pensando en comprar un andador, los tres tipos principales son los siguientes.

Andadores para adultos sin ruedas

También se los llama andadores fijos y son lo más parecido a las muletas. De hecho, podrían considerarse “muletas de dos, tres y cuatro patas”; aunque es cierto que son mucho menos flexibles en su uso por su estructura fija.

Muy comunes en residencias y hospitales, también suelen ser los andadores ancianos seguridad social. Una de las razones es que son los más económicos y el modelo estándar para personas con cierta movilidad. Por eso el sector sani tario los utiliza tanto.

Dentro de esta categoría también hay que incluir los andadores para adultos con incorporación. Este tipo de andador fijo añade dos empuñaduras a media altura, de tal forma que la persona pueda ayudarse de ellas para levantarse y luego agarrar las superiores para andar. Del mismo modo y a la inversa, también son muy útiles para sentarse con mayor seguridad.

En cuanto al uso de los andadores sin ruedas, es cierto que requieren en los usuarios algo de fuerza en brazos y manos porque para andar con ellos hay que levantarlos ligeramente. Esto implica también un avance más lento que si se utilizan los andadores con ruedas que veremos en el siguiente apartado.

¿Se le pueden poner ruedas a un andador fijo? Es técnicamente posible, aunque hay que valorar que esa reparación no implique gastarse más dinero que adquirir uno con ruedas incorporadas.

Andadores con ruedas

Avanzamos tecnológicamente para ver los andadores que incorporan ruedas: los tacata abuelos, como también se les llama de forma coloquial. El fin principal de las ruedas es facilitar a los usuarios sus movimientos, especialmente si no cuentan con fuerza suficiente en manos y brazos para levantar el andador fijo.

También es importante destacar que dentro de la categoría de andadores con ruedas, existen varias subcategorías:

  • Andadores de dos ruedas delanteras con apoyo fijo en la parte trasera.
  • Andadores de tres o cuatro ruedas, ya sin apoyos fijos.
  • Andadores con frenos.
  • Andadores con cestas para llevar cosas.

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Andadores posteriores

Se les denomina posteriores porque permiten caminar a las personas con el andador detrás. Son muy comunes en pediatría, pero también se pueden utilizar por adultos, especialmente tras intervenciones quirúrgicas o en casos de personas sin apenas movilidad.

Como ocurre con los modelos anteriores, hay varios tipos de andadores posteriores. Los más sofisticados incluyen varios puntos de apoyo que van desde las axilas a las rodillas para, prácticamente, llevar en volandas al usuario. También es cierto que son los más costosos a nivel económico.

Cuándo adquirir un andador

Si descartamos las lesiones o las intervenciones quirúrgicas, donde la decisión suele recaer en el personal sanitario, es bueno tener en cuenta algunos aspectos a la hora de adquirir un andador de forma permanente.

El primero de ellos tiene que ver con el hecho de si realmente se necesita. Es cierto que para muchas personas mayores puede ser más cómodo andar con un andador que sin él, pero también es importante sopesar el hecho de que hay que mantener un nivel de actividad física para no perder forma. Si una persona todavía se siente segura sin andador, es mejor esperar a que no quede más remedio que utilizarlo.

La segunda variable a considerar -si se necesitan ayudas técnicas- es valorar el uso de otras, como pueden ser un bastón o una muleta. De nuevo, si la persona mayor se siente segura con esos soportes, es mejor aguantar el máximo tiempo posible antes de cambiar al andador.

Por último, también hay que conocer el cuerpo de uno mismo y poner en la balanza los beneficios y perjuicios de utilizar un andador. Un ejemplo son las personas que sufren de ciática o problemas de cadera y espalda. La posición a adoptar cuando se utiliza un andador no es la más adecuada para personas con estas dolencias. En muchos casos pueden agravarla.

Cómo elegir el andador correcto

Las personas que se encuentren en un hospital por convalecencia o en una residencia suelen recibir asesoramiento o, directamente, se les adjudica un tipo de andador. Para las personas que residen en sus domicilios y deben decidir qué andador elegir, a continuación unos consejos de utilidad.

Cuáles son tus capacidades motrices

Este aspecto es muy importante tenerlo en cuenta porque, de otro modo, puede que adquieras un andador que luego no realice bien su función o directamente no puedas utilizar. Así, si no cuentas con fuerza suficiente en manos y brazos para levantar uno fijo, apuesta por el de ruedas.

Por el contrario, si posees suficiente fuerza en las extremidades superiores pero tienes problemas de espalda o de cadera, el fijo con incorporación nos es el más adecuado ya que te será difícil o doloroso utilizar las empuñaduras de media altura.

Por último, si los problemas de movilidad los tienes en las piernas, como puede ser el hecho de poder levantarte pero no avanzar con facilidad o, incluso frenar, lo mejor es un andador fijo, o el de ruedas pero con frenos para evitar caídas.

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Dónde lo vas a utilizar

Otro aspecto muy importante a la hora de adquirir un andador es tener en cuenta en qué superficies lo vas a utilizar. Es cierto que para andar por la calle se recomiendan los de ruedas. Pero también hay que comprobar que las zonas por las que transites estén adaptadas para estos andadores. Esto es que se hayan eliminado las barreras arquitectónicas en aceras o accesos a tu vivienda.

Si optas por andadores para salir a la calle, hay que destacar también el tiempo que piensas caminar o, incluso, disfrutar de una conversación con amigos en el parque. En el caso de que las escapadas sean de larga duración la opción de un andador con ruedas y cesta puede ser la mejor. Podrás llevar algo de comida o agua para no tener que volver a casa de forma rápida.

Finalmente, si solo lo vas a utilizar en casa, es importante medir el ancho de las puertas para elegir un andador que pase bien por ellas.

Cuánto tiempo vas a utilizar el andador

Aunque el coste de los andadores no es muy alto y pueden estar bonificados por la Seguridad Social, tampoco está de más valorar la relación tiempo de uso y calidad del andador.

Y si, por la razón que sea, debes adquirir uno de alto coste, sopesa la opción de andadores para ancianos segunda mano, cuyo precio puede reducirse a la mitad.

Mantenimiento de los andadores

Difiere del tipo de andador, aunque hay algunos elementos comunes en el mantenimiento todos ellos:

  • Es importante mantenerlos limpios, especialmente en las zonas de empuñaduras para evitar que se acumule suciedad por el sudor.
  • Cada cierto tiempo es importante engrasar los rodamientos -para el caso de los andadores con ruedas- así como limpiar estas de pelusa y otros elementos para que las ruedas no se bloqueen.
  • Revisar los tornillos para comprobar que están bien apretados y evitar así que el andador ceda por el peso.
  • Cuando las empuñaduras se desgasten es importante sustituirlas para evitar que las manos se resbalen y se produzca una caída.
  • Por último, en el caso de los andadores fijos, también es importante revisar y cambiar los tacos de las patas para que estas se aferren bien al suelo y no resbalen.

Si el andador es muy costoso y de alta tecnología, tampoco está demás llevarlo a un centro de ortopedia para que realicen una revisión o reparen las posibles averías.

Ventajas de los andadores para el cuidado de mayores

De lo dicho anteriormente se pueden inferir algunas, pero todavía se puede profundizar más. A continuación, algunas reflexiones sobre los beneficios de los andadores para personas mayores.

Aumentan considerablemente los años de movilidad de los ancianos

Aunque la degeneración del cuerpo y pérdida de facultades físicas es inexorable, sí es cierto que se puede postergar ese envejecimiento. Y para ello la actividad física es uno de los grandes pilares. Así, con andadores, las personas mayores pueden alargar unos años más su buen estado físico.

Ayudan a no ganar peso

Otra de las razones por las que las personas mayores dejan de andar es porque ganan peso, lo que se convierte en un círculo vicioso. Aunque es importante cuidar la dieta, la actividad con el andador es bastante completa, pues se muscula todo el cuerpo: piernas, extremidades superiores y espalda.

Se reduce el riesgo de caída

Siempre que se conserven en buen estado, se utilice el andador idóneo y de forma correcta, un andador puede reducir las caídas en un alto tanto por ciento. Y no sólo al andar, también al incorporarse y sentarse, acciones que suelen provocar muchas caídas y lesiones.

Ayudan a no perder autoestima

Además de sus beneficios a nivel físico, el andador es una herramienta técnica que produce sensaciones de seguridad y sosiego en las personas que los utilizan. Esto ayuda enormemente a que la persona mayor no pierda autoestima por no ser capaz de moverse, desplazarse y realizar otras actividades cotidianas.

Facilita la vida social y desplazamiento

Un último beneficio tiene que ver con no perder la comunicación con otras personas y familiares. Si el mayor reside en casa y por sí mismo ya no puede caminar con facilidad, poco a poco, dejará de salir al exterior y eso reducirá sus relaciones sociales. Este aislamiento suele ser una de las razones principales que deriva en depresión en las personas mayores.

Algo tan simple como un andador se ha convertido para personas ancianas en una de las ayudas técnicas más versátiles y con mayores beneficios. A esto hay que sumarle el apoyo que también tiene para familiares y trabajadores que cuidan de los mayores. Y el estado de ánimo de los cuidadores es esencial para el buen cuidado de los ancianos.

                                                     

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