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Que es el ELA

El cerebro es una zona del cuerpo humano verdaderamente delicada. Cualquier daño que sufran las células de este órgano puede traducirse en graves consecuencias para la vida diaria del afectado. De entre las enfermedades neurológicas más extendidas están el síndrome postpolio, la atrofia muscular y la más común, la ELA.

Esta enfermedad crónica del cerebro va ganando terreno al paciente, dejándolo sin autonomía y con graves padecimientos. Los sintomas de la ELA finales obligan a que haya cuidadores o familiares a cargo de la persona. También se requieren medicamentos que ayuden al afectado a reducir el dolor y hacerle la vida más fácil.

Es por todo esto que desde el primer diagnóstico se tiene que comenzar a planificar las semanas y meses. Los primeros sintomas de la ELA permitirán aún llevar a cabo una vida medianamente normal. Pero, con el paso del tiempo, la persona afectada perderá facultades y tendrá que ir adaptándose al contexto.

Si quieres descubrir como empieza el ELA, cuáles son sus síntomas y que se puede hacer para combatirlo, a continuación te lo cuento.

¿Qué significa ELA?

ELA son las siglas de Esclerosis Lateral Amiotrófica. Se trata de una enfermedad neurodegenerativa que ataca a las neuronas motoras de distintas partes del sistema nervioso central. En el propio cerebro, en el tronco cerebral y en la médula espinal.

Como tal, esta denominación, esclerosis lateral amiotrófica, da sentido al endurecimiento lateral de la médula espinal. Las células que se encuentran en esta zona al no recibir nutrientes del cerebro mueren y dejan una cicatriz en la zona en la que se encuentra. Con el tiempo, genera el endurecimiento que da nombre a esta enfermedad.

Esto hace que las células cerebrales que se ven alteradas por esta enfermedad se debilitan y acaban muriendo gradualmente. Lo que ocasiona que todos los músculos que eran controlados por estas neuronas se queden paralizados. Al no poder ser movidos voluntariamente por la persona, esos músculos que quedan inactivos acaban atrofiándose y contrayéndose. A este proceso se le conoce como fasciculaciones.

Las únicas partes del cuerpo que no sufren los estragos de la ELA son los ojos, los esfínteres y el corazón. Esto es así porque son partes del cuerpo que no podemos controlar voluntariamente. No podemos decidir perder la vista de un día para otro ni parar nuestro corazón.

En su fase más avanzada, el sistema respiratorio si es afectado por la ELA, ya que los pulmones son órganos parcialmente controlables. Podemos dejar de respirar si así lo decidimos. El debilitamiento de este sistema hace que, en fases muy avanzadas, los pacientes pierdan la capacidad de respirar por si solos.

¿Qué tipos de ELA se conocen en la actualidad?

Esta patología destaca por manifestarte de formas muy distintas. Según sea su inicio podrá tener unos efectos u otros. Esto también quiere decir que los órganos diana de la enfermedad pueden ser distintos al principio. En base a cómo se manifieste en el paciente, encontraremos principalmente dos tipos:

  • ELA Espinal (o medular). Adquiere este nombre al afectar primordialmente a la médula espinal. Es, de entre los dos tipos que pueden aparecer, la más común y llevable. Los sintomas del ELA se perciben tanto en las extremidades superiores como inferiores, provocando poco equilibrio e inestabilidad en el paciente. De ahí que los primeros sintomas ELA estén muy relacionados con constantes caídas por parte del afectado. A medida que avanza este tipo, la enfermedad se extiende hasta la faringe y dificultando acciones tan cotidianas como hablar o tragar.
  • ELA bulbar. Suele afectar en mayor medida a mujeres y conlleva un 25% de todos los casos registrados. El órgano diana en este supuesto es el tronco encefálico donde las neuronas empiezan a fallar. ¿Cómo saber si tengo ELA bulbar? Sencillo, si los síntomas de la enfermedad de ELA se materializan en la faringe, se tratará de este tipo. A partir de tener dificultades para hablar o tragar se pasará a alterar el correcto funcionamiento de las extremidades. Esta patología es la más grave de entre las dos existentes.
  • Otros tipos de ELA menos frecuentes: Cuando los primeros síntomas de ELA ocurren en el sistema respiratorio o cognitivo, hablamos de otras variantes de la enfermedad. Suelen ser mucho más graves y ofrecer un pronóstico menos esperanzador.

Una subclasificación que surge en relación a esta afección es cómo se desarrolla la enfermedad. Si surge espontáneamente o tiene orígenes genéticos. De ahí, se extrae lo siguiente:

  • ELA Hereditaria: Supone hasta un 10% de todos los casos registrados. Aquellos que la desarrollan vienen de una familia donde algún pariente más cercano o lejano tiene los genes que la provocan. O ha sufrido esta enfermedad. Por tanto, la enfermedad ELA es hereditario en algunos casos, aunque como veremos, no es lo habitual.
  • ELA Espontánea. Se trata de la manifestación más común, abordando hasta un 90% de la totalidad de casos. Aquello qué provoca la enfermedad ELA puede ser muy variado, por lo que lo abordaremos en otro punto.

Enfermedades que se confunden con ELA: Esclerosis Múltiple

Entre una parte considerable de la población existe cierta confusión entre la esclerosis múltiple y la esclerosis lateral amiotrófica. Parece ser que el hecho de que compartan el primer término las hace innegablemente relacionadas. Aunque, en la realidad, no tienen nada que ver una con otra.

La ELA es una enfermedad de tipo neurodegenerativo que acaba afectando a la libertad y autonomía de las personas que la padecen. Por su parte, la esclerosis múltiple es una afección de tipo autoinmune. Es decir, no mantienen ninguna relación entre ellas.

Además de que atacan a distintas partes del cuerpo, tanto los síntomas, la esperanza de vida como la incidencia son diferentes. La ELA afecta a tan solo 5 personas de cada 100.000, mientras que la EM tiene 115 casos más. Los síntomas ELA y EM también difieren bastante y la esperanza de vida es mayor en la ELA que en la EM.

Por otro lado, la esclerosis múltiple no es la única patología que se suele confundir con la ELA. También se sabe que la atrofia muscular progresiva, el síndrome postpolio, la parálisis bulbar y pseudobulbar progresiva se relacionan con esta. Probablemente, porque muchas de ellas afectan de forma similar a la ELA, aunque en la práctica cada una tiene su fundamento.

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Sintomas de la enfermedad ELA

Si tienes el temor de poder desarrollar esta rara enfermedad, lo más recomendable es que acudas frecuentemente a un neurólogo para que pueda evaluarte. Mediante algunas pruebas avanzadas podrá comprobar si estás desarrollando los primeros síntomas de ELA. No obstante, aquí te mostraremos los más comunes para que seas conocedor de ellos.

Ten en cuenta que los síntomas pueden manifestarse de forma distinta en cada persona y que no es obligatorio que se cumplan todos. Los separaremos en los distintos tipos de ELA para que puedas diferenciar correctamente que afección pudieras estar sufriendo.

ELA bulbar síntomas: qué tener en cuenta

Como ya te hemos comentado anteriormente, la ELA bulbar ataca al tronco encefálico provocando consecuencias en el habla y la capacidad para tragar. Por ello, lo más común es que los primeros síntomas de esta variante afecten en estas zonas.

En el supuesto del habla, el anciano que padezca la ELA balbuceará y tendrá problemas para vocalizar como es debido. Como apenas puede hablar es probable que la forma de modular las palabras se distorsione y parezca que haya cambiado la voz. En raras ocasiones también se podrá observar la aparición de disfagia.

La disfagia se vincula a la dificultad para tragar. Si se llega a desarrollar esta condición, la persona mayor tardará mucho más en masticar y tragar los alimentos. Y, en las situaciones más extremas, no será capaz de llevar a cabo este último paso.

Por otro lado, aunque no es nada frecuente, los pacientes con esta variante de ELA pudieran mostrar problemas respiratorios. Algo poco común ya que el sistema respiratorio suele ser atacado en las últimas etapas de la enfermedad.

Sintomas de la enfermedad ELA Medular (o espinal)

Con la ELA Medular son las extremidades las que primero sufren los estragos de esta afección. La enfermedad se hace notar a la hora de hacer ciertas actividades rutinarias: levantas las manos, subir escaleras, coger objetos o hacer fuerza con el objetivo que sea se hace muy pesado.

En muchos casos, también es frecuente que los pacientes se caigan involuntariamente o sientas calambres y contracciones. Esto se debe sobre todo a que las extremidades de la persona mayor están empezando a fallar y debilitarse. Si se encuentran en una zona fría, los efectos pueden ser incluso más intensos.

Esta variante de la ELA puede llegar a confundirse con otras enfermedades por cómo actúa. Por este motivo, sería recomendable acudir al médico de cabecera para que haga un análisis completo y diagnostique cuál es la causa real.

Los síntomas finales de la ELA

Al ser una enfermedad neurodegenerativa los síntomas que sufre el afectado cada vez son peores. En las últimas etapas, la persona pasa a ser completamente dependiente al no poder moverse de ninguna manera y tener dificultades para aguantar su cuerpo.

Esto irá evolucionando hasta llegar al punto en el que perderá el control incluso de la cabeza y otras zonas no afectadas anteriormente. Como es normal, la capacidad para poder gesticular o tragar se suprime. Es en este momento en el que la persona necesita urgentemente la asistencia de un cuidador especializado. Esta persona se tendrá que encargar de ayudar al paciente en todas sus necesidades.

Por último, los últimos meses de vida del paciente se pasan con graves problemas para respirar y con claros signos de sufrir trastornos emocionales. La sensación de no poder controlar su propio cuerpo y de poder morir atosigan al anciano generándole depresión, ansiedad o estrés.

Causas del ELA en ancianos

Como muchas de las enfermedades terminales que sufre el ser humano, la ELA no tiene una causa concreta identificada. Por el momento, las investigaciones que se han realizado solo han dado con algunos detalles sobre su origen.

En la ELA hereditaria, la causa es un gen transmitido de generación en generación que activa el proceso degenerativo de las neuronas. Aunque no se sabe específicamente de que gen se trataría. De saberse, la población general podría hacerse pruebas para poder descubrir si tienen ese gen y así prevenir la aparición de la enfermedad.

Otros estudios también han arrojado que, cuando la ELA aparece espontáneamente, abunda mucho más en militares. No se ha encontrado una razón clara que explique esto, aunque todo indica a que se debe a la exposición a ciertos tóxicos.

Si bien solo afecta a 5 personas de cada 100mil, su incidencia es considerable si pensamos la cantidad de humanos que habitan el planeta. Con respecto a su cura, hasta la fecha no se ha encontrado ningún medicamento que sea efectivo contra esta patología.

Aun así, hay tratamientos en ensayos clínicos que arrojan un poco de esperanza sobre el problema. También se han creado algunas terapias y fármacos que ayudan a los pacientes a contrarrestar los efectos de esta patología.

Sea como fuere, para mejorar la calidad de vida de estas personas lo más aconsejable es acudir a cuidadores de ancianos que se encarguen de todo lo pertinente. La dependencia de las personas de la tercera edad llegará en algún momento y estos profesionales están capacitados para ofrecer la mejor atención.

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