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Neumonía en personas mayores

La neumonía es algo muy serio incluso para personas jóvenes y sanas. En el caso de los mayores de 65 años, esta complicación del sistema respiratorio es la tercera causa de muerte, por lo que no se debe tomar su aparición a la ligera.
Es más, el 40 % de los mayores que la contraen requieren hospitalización, lo que debe dejar a las claras la gravedad del problema. Por suerte, la neumonía puede tratarse y no tiene que resultar mortal a no ser que el organismo de la persona esté demasiado debilitado por otras patologías.


Es más, esta afección se puede prevenir. Esta es la mejor solución y no es tan complicada como puede llegar a parecer, por lo que hay que tener en cuenta algunos aspectos clave que vamos a intentar analizar a fondo para que no queden dudas sobre la neumonía en ancianos.

¿Qué es la neumonía?

La neumonía es el nombre que recibe la inflamación aguda de los alvéolos pulmonares. Estos son los encargados de hacer que la sangre se oxigene. De ahí la gravedad de la enfermedad, ya que el cuerpo dejará de tener el suministro de oxígeno que necesita para mantenerse activo.


Así, la neumonía provoca una intensa sensación de asfixia que, en los casos más grave, conlleva que el paciente tenga que tener durante días o semanas un respirador artificial que le ayude, una técnica invasiva que puede tener secuelas.
Dicho esto, lo cierto es que hay que comprender también qué puede producir una neumonía, ya que esta enfermedad no tiene una única causa.


La más extendida de todas es la acción de diferentes virus, caso en el que se conoce como neumonía vírica a la enfermedad. Los virus capaces de provocar en el organismo la reacción que antes hemos señalado son algunos como el del sarampión, el de la gripe, el de la parainfluenza o el VSR. Los médicos los conocen perfectamente y saben cuál es el tratamiento que se debe aplicar en cada caso, por lo que se puede evitar un desenlace fatal siempre que la infección se pille a tiempo.


Cuando estos virus entran en el organismo, afectan directamente a los pulmones. El cuerpo intenta eliminarlos a través del sistema inmune. Este lo que hace es acumular líquidos en los pulmones para eliminar los agentes patógenos que estén afectando al órgano. Sin embargo, esta reacción del propio cuerpo puede llegar a ser fatal, ya que el ahogo y la incapacidad para seguir funcionando de los pulmones puede darse en poco tiempo.


Tampoco hay que olvidar que existen variantes de la enfermedad. Por ejemplo, una bronconeumonía será aquella que afecte también a los conductos bronquiales, un caso que incluso puede tener más complicaciones que la neumonía vírica común.


En cualquier caso, lo importante es saber que se debe acudir al médico en cuanto se adviertan los primeros problemas relacionados con una posible neumonía.

¿Es una enfermedad contagiosa?

Son muchos los cuidadores y los familiares de personas mayores que contraen neumonía y que se hacen la pregunta sobre si la enfermedad es contagiosa. Hay que tener claro que el cuadro de la neumonía no es contagioso. Lo que sí puede contagiarse es el patógeno que ha provocado en el anciano la neumonía.


Sin embargo, que el virus o bacteria que ha provocado esta complicación en la persona mayor se contagie, no significa que la persona contagiada vaya a tener también neumonía.


La enfermedad de la que estamos hablando aquí debe verse como una complicación por una infección respiratoria. El cuidador de la persona con neumonía podría no tener más síntomas que los de un resfriado común si el anciano le contagia con el patógeno que le ha afectado, pero no existe necesidad de desarrollar la misma enfermedad que este.


Es importante saber que la neumonía aparece en organismos debilitados. Esta puede comenzar como un sencillo resfriado cursando con tos, congestión y malestar general, pero, si el cuerpo no es capaz de luchar contra los patógenos del sistema inmunitario, sí que puede comenzar la neumonía como una complicación bastante seria.

La relación de la neumonía con otras enfermedades respiratorias

Como ya hemos dejado caer, la neumonía viene tras una infección respiratoria que podría no derivar en este problema. La gripe, un resfriado o la enfermedad del COVID-19 son algunas de las que pueden convertirse rápidamente en neumonías.


Es más, esta última, la COVID-19, tiene como uno de los síntomas más extendidos la aparición en personas de todas las edades de neumonía bilateral. Esta es la que afecta a ambos pulmones por igual, por lo que se trata de una enfermedad bastante peligrosa incluso para personas jóvenes que estén sanas. Más aún para ancianos que tengan ya un organismo debilitado por patologías previas, ya que son ellos los que pueden sufrir la neumonía como una gran complicación que conlleve el ingreso en un hospital sin la menor duda.

Neumonía y asma, dos enfermedades diferentes

La neumonía cursa con síntomas como la dificultad para respirar, la tos y los silbidos en el pecho. Por eso, son muchos los cuidadores que piensan que el anciano está teniendo asma, más aún si esta enfermedad ha aparecido en la vida de las personas mayores con anterioridad.


Sin embargo, el asma y la neumonía no tienen nada que ver en absoluto. El asma no se produce por ninguna afección vírica, ya que es una inflamación crónica de los bronquios que tiene otras causas.

De ahí que no haya tantas complicaciones y que las personas que la padecen puedan llevar una vida estable en muchos casos.
Eso sí, si una persona con asma contrae una neumonía, la situación puede ser aún más grave que en aquellos pacientes que no tengan esta enfermedad previa, ya que los problemas para respirar se multiplicarán de forma preocupante.

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Cuáles son las causas por las que puede aparecer la neumonía en ancianos

Ya hemos explicado a fondo qué es la neumonía, su relación con otras patologías respiratorias y los problemas que se producen especialmente en las personas mayores que la desarrollan. Sin embargo, es importante también tener en cuenta cuáles son las causas. Conocerlas es básico para poder evitarlas, así que tenemos que dedicar a esto un espacio importante.


Normalmente, el organismo cuenta con mecanismo de sobra para evitar que virus y bacterias acaben llegando a los pulmones. La tos, las células del sistema inmunitario y el propio diseño del aparato respiratorio son barreras que los patógenos no logran superar en la inmensa mayoría de casos.


Ahora bien, el problema es que el sistema inmune se puede encontrar debilitado. Esto es especialmente común en personas mayores, ya que estas tienen problemas para mantener el nivel de sus defensas por el simple envejecimiento del organismo.


Con todo, hay otras causas que lleva a este debilitamiento del sistema inmune y que son también motivo para que la neumonía haga acto de aparición tras una infección respiratoria. Son estas:

  • Enfermedades crónicas como la diabetes y otras similares.
  • Consumo habitual de tabaco y alcohol.
  • Desnutrición u obesidad.
  • Falta de higiene oral.
  • Demencia.
  • Gripe.
  • Varicela.
  • Tratamientos inmunodepresores.

Todas las anteriores son causas que pueden esconderse tras la neumonía. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el causante de la enfermedad es completamente desconocido. Lo cierto es que pueden darse varios al mismo tiempo de los que hemos visto antes. Por ejemplo, es muy común que los ancianos con demencia estén desnutridos, por lo que su sistema inmune no se encontrará en buen estado y la neumonía será una posibilidad bastante real.


Salta a la vista que eliminar las anteriores causas es una buena forma de conseguir que esta enfermedad no sea tan problemática. Lo cierto es que hay algunas de estas causas que no pueden evitarse.

Sin embargo, otras sí que se les puede poner solución. La anemia o la obesidad, el tabaquismo, la falta de higiene oral… Son muchos aspectos de la vida cotidiana de las personas mayores a los que se puede atender para evitar que los problemas respiratorios vayan a más y conduzcan de forma definitiva a una neumonía que se presentará como uno de los grandes problemas de salud a los que un anciano puede llegar a enfrentarse.

Demencia y neumonía

La demencia en relación con la neumonía es un problema que tiene dos vertientes. Por un lado, los ancianos que ya padecen esta enfermedad degenerativa son más propensos a tener complicaciones médicas con problemas como la neumonía. Por otro, recientes estudios han mostrado que hay una relación en ancianos entre el desarrollo de una neumonía y el comienzo de los primeros síntomas de la demencia.


Aunque el mecanismo por el que la neumonía desencadena un problema degenerativo como es la demencia no está claro, la estadística médica prueba que hay una clara relación.

Esto es algo que los familiares o el cuidador de una persona que haya pasado o esté pasando por una neumonía deben tener claro y vigilar. Si tras el proceso infeccioso comienzan a producirse olvidos, desorientación y otros síntomas similares, es fundamental acudir cuanto antes a un especialista que pueda diagnosticar si el problema que se está dando es el inicio de la demencia.

La evolución de la neumonía en las personas mayores

Como ya hemos apuntado, es clave que se acuda a un médico ante los primeros síntomas de la neumonía. Para poder actuar con rapidez, hay que conocer de cerca cómo se manifiesta esta enfermedad.


Vamos a distinguir entre los síntomas comunes y los que son muy graves. Los segundos no tienen que aparecer obligadamente en todos los casos, pero, si no se tratan los comunes o leves, habrá más posibilidades de que la enfermedad empeore mostrando la cara más grave de esta infección respiratoria.

Síntomas comunes

Antes de entrar con los síntomas de la neumonía, hay que señalar que esta enfermedad no siempre se manifiesta de la misma forma. Es más, hay una variante conocida como neumonía silenciosa que no se detecta más que a través de los problemas a la hora de respirar.
Sin embargo, no es nada común que se dé en ancianos. Los que sí que son síntomas muy habituales son los siguientes:

  • Dificultad para respirar.
  • Fatiga.
  • Dolor en el pecho.
  • Fiebre.
  • Tos fuerte.
  • Escalofríos.
  • Diarrea.
  • Náuseas.
  • Silbidos en el pecho.

Normalmente, el primer síntoma que debe poner a cualquiera en alerta es la fiebre. Esta es un síntoma del organismo que intenta luchar contra la infección. Así, siempre que un anciano tenga fiebre se debe acudir rápidamente al médico, ya que existe un problema de fondo que hay que tratar adecuadamente.


Con todo, cabe recordar una vez más que, aunque sea muy extraño, se puede producir una neumonía sin fiebre. De esta forma, la ausencia de una alta temperatura en el cuerpo no se debe tomar como un indicio de que no existe neumonía, ya que esto podría ser fatal.

Síntomas muy graves

Los anteriores son los síntomas que primero se producen y que pueden controlarse si se detecta rápidamente la neumonía. En caso de que no se acuda al médico, las complicaciones no tardarán en llegar siendo alguna de ellas realmente grave.
Los síntomas más graves que provoca la neumonía son los siguientes:

  • Acumulación de líquido en el pulmón.
  • Destrucción de tejido pulmonar.
  • Insuficiencia respiratoria severa.
  • Intensos dolores musculares.
  • Taquicardia.
  • Cansancio extremo.

Todos estos síntomas son más que suficientes para poner en riesgo la vida de las personas mayores. Es más, hasta el 40 % de los mayores de 65 años que contraen una neumonía acaban en el hospital, muchos de ellos en las unidades de cuidados intensivos sedados y conectados a un respirador artificial.


De ahí que haya que adelantarse todo lo posible a la enfermedad. Son los síntomas menores los que son más fáciles de tratar y los que permiten controlar la enfermedad cuando esta no se ha convertido en algo potencialmente peligroso para la vida de las personas mayores que las sufren.

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Las posibles complicaciones de una neumonía en personas mayores

Si nos ponemos en el caso en el que se ha superado la neumonía definitivamente, los problemas no habrán desaparecido. Es cierto que eliminar la neumonía ya es una gran noticia en ancianos, pero existen complicaciones debido al esfuerzo que el organismo debe hacer para librarse de este problema.


Por ejemplo, la probabilidad de sufrir accidentes cardiovasculares es diez veces más elevada de lo normal en los 30 días siguientes a la cura de la neumonía. Este periodo debe ser muy vigilado y se debe animar a la persona mayor a que lleve una rutina que le permita volver a dar a su sistema inmune las herramientas necesarias para recuperarse.

Buena alimentación, hábitos saludables y un descanso adecuado son aspectos clave de la recuperación de la neumonía.


Si no se lleva a cabo esto de forma adecuada, las complicaciones pueden aparecer. Ya nos hemos referidos a problemas con el corazón, pero tampoco sería raro ver aparecer enfermedades crónicas como el asma, problemas en órganos que han recibido poco oxígeno e incluso casos de demencia iniciada por una neumonía.

La probabilidad de sobrevivir a una neumonía en la vejez

Las posibilidades de sobrevivir a una neumonía son realmente altas. Especialmente en los casos que se cogen a tiempo y que cuentan con hospitalización. En un centro médico, los ancianos recibirán de forma adecuada los medicamentos que necesitan y los nutrientes que su cuerpo está demandando.


Con todo, el problema viene en ocasiones en la fase de recuperación que se lleva a cabo en casa. Es ahí donde pueden aparecer una serie de problemas bastante más graves si no se consigue llevar a cabo una buena dinámica de recuperación. Por ello, el papel de los familiares y el de los cuidadores en general debe ser muy activo en esta última fase de la enfermedad.

Consejos para prevenir la neumonía en mayores

Desarrollar neumonía para los ancianos es peligroso pese a que se pueda superar la enfermedad. De ahí que lo mejor sea prevenir, algo con lo que podemos concienciar a los mayores de la importancia que tienen ciertos hábitos a la hora de evitar complicaciones en su salud.


Entre los consejos que hay que tener en cuenta y que sirven para evitar los peores casos de neumonía están los siguientes:

  • Hay que animar a los ancianos a que se laven frecuentemente las manos con soluciones hidroalcohólicas y a que usen mascarillas faciales en aquellos entornos en los que haya riesgo de infección.
  • Se debe desarrollar para las personas mayores una dieta repleta de alimentos saludables con los que se consiga que el organismo tenga los nutrientes necesarios para poder funcionar correctamente.
  • El ejercicio físico moderado es otra de las claves para conseguir que los ancianos tengan un sistema inmune fuerte que les ayude en caso de que se produzca la infección.
  • Fumar y beber alcohol son hábitos que hay que animar a que los ancianos abandonen, ya que son perjudiciales cuando el organismo se encuentra debilitado.
  • Acudir a las campañas de vacunación contra la gripe y el neumococo es básico, ya que estas dosis permiten evitar desarrollos graves de estas enfermedades que podrían conducir directamente a padecer un problema como la neumonía.

En el último punto de los consejos para prevenir la neumonía hemos hablado de la vacuna de la gripe. Esta es clave, como también lo es prevenir la propia enfermedad. Todos los consejos que hemos dado para la prevención de la neumonía sirven para evitar que el virus de la gripe entre en el organismo.


Es más, son muchos los casos de neumonía en ancianos que comienzan precisamente con una gripe, por lo que evitar esta enfermedad es también perfecto para poder estar seguro de no padecer neumonía.

La recuperación de una neumonía en los mayores

La recuperación de esta enfermedad no suele ser problemática. Los tratamientos están bastante bien diseñados, por lo que conviene conocerlos. En los casos en los que la neumonía sea fruto de una infección bacteriana, los antibióticos funcionan excepcionalmente bien. Si la enfermedad procede de una infección por un virus, entonces habrá que recurrir a antivirales a los que les cuesta más eliminar el problema.


Estos medicamentos se combinan con antitérmicos para evitar que la fiebre suba demasiado y con analgésicos para aliviar los dolores. Además, es importante que los ancianos con neumonía estén correctamente hidratados y tengan una dieta completa durante los días en los que estén pasando las peores fases de la enfermedad.


Es por eso que se suele recomendar el ingreso en el hospital en los casos de las personas más mayores. En un entorno médico controlado, la recuperación de la neumonía suele ser bastante pronta. Es más, si los pacientes requieren oxigenoterapia e incluso respiración mecánica, acudir a un centro de salud es vital.

Cuidados en el domicilio

El paso por el hospital es fundamental. Sin embargo, los pacientes no salen del centro libres de cualquier tipo de complicación, por lo que deben tener bastante cuidado a la hora de regresar a casa.


Es aquí cuando los cuidadores deben atender a las necesidades que tenga la persona que acaba de recibir el alta. Aspectos de la enfermedad como la tos, la falta de apetito, la dificultad para dormir o el cansancio extremo se pueden alargar hasta dos semanas después de salir del hospital.


Es una situación común, pero también es una que hay que controlar de cerca. En cualquier momento pueden aparecer complicaciones que obliguen a volver al médico, y es que siempre existe el riesgo de una recaída si no se lleva a cabo un proceso de recuperación adecuado en todos los sentidos.


Teniendo en cuenta todo lo que hemos dicho, el papel del cuidador en casa es clave. Tanto que conviene pensar en la posibilidad de acudir a un profesional.

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