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el sindrome del cuidador quemado

Como sucede en una gran cantidad de profesiones de todo tipo, los trabajadores acaban desarrollando enfermedades laborales. Algo esperable al estar expuesto durante mucho tiempo a los mismos estímulos. En el caso de los cuidadores de personas mayores ocurre algo muy similar.

Si bien lo normal es que se desarrollen enfermedades que actúan de forma física, en esta ocasión nos encontramos ante algo puramente psicológico. El síndrome del cuidador aparece debido al alto esfuerzo al que se enfrentan estas personas. Ello hace que, con el paso del tiempo, se convierta en una acumulación de agotamiento que repercute negativamente en su vida.

A continuación, te comentaremos en más detalle cómo funciona esta afección, cómo prevenirla y cuáles son sus síntomas. Además, gracias a los variados consejos que te daremos, podrás mejorar considerablemente tu vida si te dedicas a esta profesión. ¡Quédate y acompáñanos en este interesante artículo!

¿Qué es el síndrome del cuidador quemado o de Burnout?

En 1974, el psicólogo estadounidense Herber Freudenberg fue de los primeros en descubrir los síntomas del agotamiento profesional. En su estudio, se centró en el análisis de los cuidadores que tenían que lidiar con personas toxicómanas. Por aquel entonces, pudo discernir algunas consecuencias muy claras que afectaban diariamente a los cuidadores.

Todos los profesionales presentaron claros signos de ansiedad generalizada y estrés que, sobre todo, eran producto de la poca energía. Es por este motivo por el cual se le denominó también como «síndrome Burnout» que traducido al español sería «estar quemado».

Más adelante, otra experta en salud siguió estudiando esta interesante patología para desarrollar aún más su sintomatología. Lo definió como una enfermedad que producía agotamiento emocional, baja realización personal y una clara despersonalización del individuo. Asimismo, añadió que estas características solían ser comunes en trabajadores de cara al público, en concreto, aquellos que realicen cuidados personales.

Datos a tener en cuenta sobre el síndrome del cuidador quemado

Hay muchas formas de llamar a este padecimiento que sufren más del 85% de los cuidadores de personas mayores y con dependencia. Al ser un problema que genera una pérdida de fuerzas tanto a nivel mental como físico también se le conoce como síndrome del cuidador agotado. Aun así, todas las formas de referirse al mismo parten de la misma base: cuidar a personas en situación de dependencia tiene consecuencias.

Esto es, mayoritariamente, por no tener la preparación idónea para lidiar con lo duro y delicado que es asistir a personas dependientes. Concretamente, personas mayores. De ahí que se escuchen muchos alegatos como: «estoy cansada de cuidar a mi madre o mi suegra me produce ansiedad». Dentro de lo que cabe, se trata de algo típico al ser un trabajo muy dedicado.

Al principio, todos los especialistas pueden sentir que pueden con esta carga, aunque con el tiempo la cosa cambia. El aumento de responsabilidades o cuidados cada vez mas exigentes pueden pasar factura al cuidador. Ya no solo por lo que eso conlleva, sino por la adición de sus propios problemas personales y otras situaciones a contemplar. De igual forma, percibir un deterioro de la salud del anciano puede afectar emocionalmente.

En general, una exposición prolongada a esta realidad puede provocar frustración y otro tipo de sentimientos negativos al profesional. En los casos más graves, esto puede evolucionar en trastornos emocionales como ansiedad o depresión.

Así pues, si alguien de tu entorno o tú mismo trabajas en este sector es muy probable que padezcas esta afección. Solo el 15% de los trabajadores logran esquivar las graves consecuencias de esta enfermedad cada vez más extendida.

¿Cómo afecta el síndrome Burnout en la vida diaria de los cuidadores de personas mayores?

Una patología con estas características puede llegar a cambiar radicalmente el estilo de vida del cuidador. En concreto, se prevén los siguientes cambios:

  • Si la enfermedad que padece el anciano o persona dependiente evoluciona negativamente, el cuidador deberá adaptarse a la misma. Esto supone contemplar horarios en los que normalmente no trabaja o comenzar a realizar labores que antes no llevaba a cabo.
  • La vida familiar y social del trabajador puede verse absorbida por las altas exigencias de su oficio. Tanto sus hijos, cónyuge o amigos pueden verse desplazados por esta situación.
  • En algunas ocasiones el cuidador puede verse completamente aislado en todos los sentidos por lo difícil que se ha hecho su labor. Esto puede afectar negativamente en sus relaciones inter e intrapersonales. Puede llegar a enemistarse con amigos o tener una situación complicada a nivel familiar. Económicamente, también puede llegar a sentir cierta presión.

Además de lo citado, los familiares que se encargan de estas labores pueden sufrir consecuencias mucho más gravosas. El hecho de convivir en el mismo hogar que la persona cuidada puede provocar un estado anímico deteriorado. En principio, por recibir exigencias de forma más continuada al estar siempre presente en la vida del anciano/a. En muchas ocasiones sin que la petición sea de verás algo urgente o necesario.

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Síntomas del síndrome cuidador quemado

Cuando una persona trabaja en este sector, puede desarrollar el síndrome del cuidador agotado. No obstante, ¿cómo saber que se está padeciendo este problema? A continuación, te mencionamos los síntomas más claros de esta patología:

  • Problemas a la hora de concentrarse o incluso de pérdida de memoria por el cansancio acumulado.
  • Desarrollo de trastornos emocionales como depresión o ansiedad.
  • Sensación de pesadez corporal y poca energía o ganas para realizar actividades en su vida no laboral.
  • Estados de ánimo inestables con episodios de tristeza y desesperación del cuidador
  • Frustración e irritación ante la interacción con otras personas sin motivo aparente.
  • Abandono de su vida privada (social, familiar…)
  • Problemas para conciliar el sueño con claros signos de insomnio o pesadillas recurrentes.
  • Cefaleas o dolores de cabeza muy intensos.
  • En caso de sufrir enfermedades, empeoramiento de las mismas por no haber atendido sus necesidades.
  • Carencia de apetito con evolución hacía la bulimia o la anorexia.
  • Pérdida de cualquier interés hacía cosas externas y relacionadas con el ocio.
  • Tendencia o aumento del consumo de cualquier tipo de droga, sobre todo, aquellas más accesibles como el alcohol o el tabaco.
  • Obsesión por su trabajo, centrando todo su esfuerzo en el cuidado de la persona mayor.
  • Descuido generalizado de su aspecto personal e higiene.
  • Frustración y desesperanza por no conseguir mejoría en el estado del paciente.

Tener acceso a esta información puede ser muy útil de cara a prevenir que el cuidador no desarrolle esta afección. Por esto mismo, las familias deben esforzarse por primar la salud de estos profesionales en beneficio de un mejor cuidado del paciente. Un profesional en estas condiciones no podría desempeñar sus labores al 100% y, por tanto, sería negativo para el anciano.

¿Cómo superar el síndrome de estar quemado? Consejos para tener éxito

Como empresa dedicada al cuidado de personas mayores, tenemos una larga trayectoria en este sector. Eso nos ha ayudado a disponer de medios suficientes para saber prevenir correctamente el síndrome del cuidador quemado. En afán de ayudar a otros especialistas del sector a ganar a esta patología, aquí desglosamos algunos consejos muy útiles:

1. No te descuides, guarda pequeños momentos para tu confort

Si algo nos ha enseñado una profesión tan dedicada como esta, es que el cuidado personal es esencial para un bienestar óptimo. Por ello, lo más aconsejable es que desconectes por completo de tu trabajo y te dediques tiempo a ti y a tus intereses.

Puedes hacer actividades relajantes como dar paseos, acudir a saunas o contratar masajes. Esto hará que desaparezca toda la tensión que hayas acumulado trabajando y te llenará de energía para volver al ruedo. Asimismo, puedes practicar algún deporte o salir a correr para contrarrestar los efectos de la ansiedad, el estrés o la depresión. Esta comprobado científicamente el gran potencial del ejercicio en la salud mental.

Y, si eso aun te parece insuficiente, siempre puedes asistir a lugares de ocio como el cine, el teatro o pequeños musicales. Aún incluso cuando trabajes 24 horas con el paciente, podrás dedicarte el tiempo que necesitas.

2. Cuida tus relaciones sociales y familiares

A colación de lo anterior, es muy importante que no olvides en ningún momento lo importante que es disponer de un circulo social sano. Las personas que te rodean forman parte de ti y te ayudan a mantenerte en el lugar correcto. Son esa zona de paz y apoyo en los peores momentos y, por tanto, debes tenerles en cuenta. Habla con ellos asiduamente y haz planes que mantengan avivada la llama de vuestra relación.

3. Acepta tus límites y motiva al enfermo a esforzarse por sí mismo

A veces, cuidar a un paciente no es una tarea sencilla para una única persona. Tanto es así que es probable que sea una labor a realizar por varias personas. Por este mismo motivo, debes ser consciente de dónde están los límites y cuándo necesitas el apoyo de una tercera persona. Esta puede ser alguien de la propia familia u otro profesional del sector.

Lo importante es que cuidar al anciano no se convierta en toda una odisea y puedas soportar la carga que ello conlleva. Todo sin pasar por un agotamiento excesivo o que drene tu energía poco a poco. Para ello puedes dividir todas las labores entre diferentes personas y crear turnos de trabajo. De esta forma, no siempre será la misma persona la que se encargue de la misma tarea.

En este punto, si el enfermo está en buenas condiciones, puedes pedirle que intente hacer algunas cosas por sí sólo. Esto será igual de beneficioso para él como para ti, ya que podrá seguir siendo dueño de su propio cuerpo. Si logra llevar a cabo algunas tareas, se sentirá seguro para intentarlo con muchas otras.

4. No te mediques y pide ayuda médica

Hay situaciones en las que el malestar generado puede llegar a superarnos. En un oficio de esta índole, es algo normal. No obstante, hay que saber cómo actuar para evitar agravar el problema. En ningún caso recurras a medicarte por tu propia cuenta o podrás caer en una adicción o intoxicarte accidentalmente.

Si crees que necesitas medicación para soportar el malestar que estas sufriendo, no dudes en acudir a un especialista médico. Este profesional se encargará de diagnosticarte el problema que padezcas y te guiará en todo el proceso hasta tu curación. De esta forma, evitas consecuencias mucho más dañinas tanto para ti como para la persona a la que cuidas.

5. Racionaliza a qué te enfrentas para evitar efectos inesperados

Desde el primer momento en el que empieces a cuidar a una persona enferma tienes que ser consciente de tu estado real. Esto es vital para no emprender una fantasía ilusoria que te lleve a creer que se recuperará con el tiempo, si esto no es posible. Habrá casos en los que el paciente si podrá mejorar su estado y tener una calidad de vida mucho más placentera.

Pero, en las demás situaciones, tendrás que saber con quien tratas para no autoexigirse más de lo que puedes hacer. Porque, de excederte en tus esfuerzos, podrás caer en una intensa depresión o sufrir otro tipo de consecuencias. En este punto, se puede comenzar a padecer el síndrome del cuidador cuando fallece el enfermo a causa de su padecimiento.

Para evitar culparse a si mismo, debes racionalizar la situación y ver que has hecho todo lo que ha estado en tus manos para mejorar su vida.

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